Jamás olvidaré dónde estaba este fatídico 17 de Agosto. El fin de tarde tranquilo en Formentera contrastaba con la brutalidad de lo que acababa de ocurrir en La Rambla. Lo que empezó con un "Mira esta noticia, Mich! Atropellaron a personas en La Rambla!" poco a poco se convertiría en nuestra peor pesadilla.
Uno que no vive en las ciudades ya afectadas por los atentados de los últimos años no se imagina que este tipo de atrocidad puede ocurrir en tu ciudad, hasta que te toca.
Nos ha tocado a nosotros. Nuestra ciudad. Nuestra Barcelona hermosa, cosmopolita, llena de sabores y colores, entraba para la triste lista de las ciudades europeas víctimas del terror.
El desconcierto.
La tristeza.
Las lágrimas y el silencio.
En vários puntos de La Rambla la cicatriz sigue abierta.
Personas de todas las nacionalidades alrededor de los altares improvisados con velas, ofrendas de flores y peluches. Mensajes en todos los idiomas.
Los niños, en voz baja, le preguntan a sus padres: "¿Que es eso, mamá? Por qué tantas velas, tantos peluches?"
...explicar lo inexplicable.
Un joven parado mira hacia adelante. A su lado, un cartel: "Soy musulmán, no terrorista. Reparto abrazos de amor y paz. El terrorismo nos mata a todos". Las personas se detienen a leer el cartel. Hablan entre ellas. Repiten en voz alta lo que dice el cartel: "No soy terrorista...". "...el terrorismo nos mata a todos." Y se acerca la primera persona, luego otra y otra más. Cada una se funde en ese sincero abrazo con un completo desconocido con el que, sin embargo, tienen tanto en común. Se funden en un abrazo de amor y paz.
Cada rinconcito de La Rambla se convierte en un altar. Todos dejan sus mensajes de paz, manifiestan sus tristezas y preocupaciones, oraciones y deseos. Fotos, pancartas, cuadros, post-it... La Rambla es invadida por amor en todas sus formas.
¡Que dolor tan grande, Barcelona querida! 😢
A medida que pasan los días la vida vuelve a La Rambla...
#NoTenimPor, dicen los mensajes, cartas y carteles en los altares. "No tenemos miedo", dicen las redes sociales, radio y televisión. Es el grito atascado, las ganas de regresar a la vida, a la paz, a nuestra Barcelona querida que ahora lleva una cicatriz que no se borrará con el tiempo.
"La única calle de la tierra que yo desearía que no acabara nunca, rica en sonidos, abundante en brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre, es la Rambla de Barcelona"
Federico García Lorca.